viernes, 3 de diciembre de 2010

SALMÓN RECORD A BORDO DEL “RAPTOR”












Mar del Plata está pasando por un excepcional momento en lo que a pesca de altura se refiere. Muy buenas capturas de meros, chernias y en especial, de salmones son comunes en cada salida. Pero este ejemplar sorprendió de verdad.

POR ESTÉBAN ARCIDIÁCONO – Corresponsal en Mar del Plata

Pocos días atrás, en una de las excursiones de pesca uno de los pescadores presentes intentando la captura del salmón, tuvo la sensación de haber clavado su línea en el fondo y tuvo la sensación que se le iba a hacer imposible zafar. En esas condiciones, me llamó para que lo asistiera y obviamente fui a ayudarlo mientras en las otras cañas los dobletes de meros se obtenían a rabiar.
Tomé la vara y estaba tremendamente agarrada al fondo, sin pique. En realidad no podía creer que estuviera enganchada de semejante forma, recogí al punto de la explosión para ver si zafaba, pero sin resultados. Aflojé nylon y a través del sedal sentía como las castañetas y otros peces menores picoteaban los cebos encarnados con suculentos trozos de calamar y filets de carnada blanca sin clavarse, ya que las líneas que utilizamos están armadas con unos nuevos anzuelos Maruto 10-0 de palangre, justamente para evitar los peces de menor porte.

Recogí y solté nylon en tres ocasiones, y en la última, ya colmada mi paciencia y pensando en cortar, soltó el enganche. Había subido casi 4 metros cuando de repente un pique fuertísimo hizo sacudir la caña, me afirmé y empecé a trabajar la pesca.

En ese entonces la totalidad de las líneas estaba fuera del agua y todos queríamos saber de que se trataba semejante pique, “dale Capi, dale” decía Norberto (el pescador que había enganchado la línea). Lo querés? le dije, esto es grande!!!

En verdad, la lucha estaba muy difícil, hasta en un momento pensé que la caña de 30 lbs. con tantas batallas ganadas a cuestas iba a explotar lisa y llanamente, el 4-0 Senator iba 3 vueltas adelante y 7 para atrás y mi hombro, con sus lesiones encima, ya empezaba a acusar dolores de calambre.

Durante el transcurso de la subida y cuando podía les comentaba a los pescadores que podría tratarse de un tiburón (dado que había comido mientras el aparejo estaba subiendo) pero las características de los cabezazos y la forma en la que venía la línea daban la impresión de que podría tratarse de un salmón descomunal.

Unos minutos más tarde al fin pudimos vencer al pez, un tremendo salmón que acusó en la balanza 29.200 Kg. Un verdadero record a bordo del “Raptor”.